Cuenta Paula:
En este momento me encuentro con Pedro en el complejo del
Automóvil Club, esperando que termine de rendir el teórico.
Estoy demasiado nerviosa, no paro de mover las piernas en mi
asiento, y al parecer nuestro porotito también esta como yo, ya que no deja de
moverse.
Siento que me tocan los hombros de atrás, y mi única
reacción es colocar mis manos sobre la panza en un acto de protección a mi
bebe.
Pero cuando escucho la voz de la persona me relajo completamente y sonrió.
Mi amor, aprobé – y veo como suelta mis hombros para dar la
vuelta y mirarme a los ojos con esa sonrisa tan hermosa que amo cada día mas –
Felicitaciones mi amor –
Estoy feliz, admito que estaba nervioso – riéndose –
Nosotros estábamos acá apoyándote –
Vamos yendo? Hay que ir a las oficinas de libertador para
que me den el registro, es solo un ratito –
Si dale mi amor vamos –
Si estas cansada anda para casa gordita y yo me tomo un taxi
–
No amor, estoy bien, dale vamos –
Al subirnos al auto el coloca una de sus manos en mi panza
mientras manejo, y ambos cantamos felices junto a la radio, por la buena
noticia.
Mientras esperábamos en las oficinas caí en la cuenta que PP
ya no iba a depender tanto de mi para moverse. Era probable que el me pida el
auto y se maneje solo, y eso me asustaba.
No podía evitar pensar que a causa de un maldito accidente
él había perdido la visión y toda su vida se había desmoronado.
Intentaba dejar de lado ese episodio aunque me costaba, el
problema no era el, sino las personas de afuera, los locos que manejan hoy en
día son muchos.
Trate de relajarme y sonreír, tenía que estar feliz por PP y
dejar de pensar en pavadas.
La vuelta a casa fui en el asiento del acompañante por
primera vez en nuestra relación. El manejaba sonriendo y muy relajado.
Que linda sensación mi amor – dijo dejando las llaves en la
mesa del hall de entrada de nuestro departamento –
Estas contento mi amor? – sonreí acariciándole la mejilla –
Muy, como viajaste mi amor? Te gusto que maneje papa –
mientras acariciaba mi panza –
Parece que sí, está completamente relajado –
Relajada – dijo riendo –
Seguís pensando que es nena? –
Si, sigo pensándolo – rió –
Escúchame gordito, salgo a las cinco de trabajar sabes –
Ah ok buenísimo mi amor, son las once de la mañana a qué
hora tenes que estar? –
Buenísimo? Que tenes ganas de que me vaya? –
No me malinterpretes mi amor, es porque tengo que hacer unas
cosas por eso –
Que cosas? –
Cosas gorda… no importa –
Que cosas? Que me estas escondiendo….-
Gorda – suspiro – tengo que ir a buscar tu dije para la
pulsera – mientras sonreía – hoy estas
cumpliendo los cinco meses
Es verdad – sonreí y lo abrace – me había olvidado mi amor
que me tenías que dar el dije
Ey, no te podes olvidar, acordate que cuando completes la
pulsera hay una sorpresa –
Ni me lo digas, que me muero de intriga, no sé porque tengo
que esperar tanto – reí –
Tenes que ser menos ansiosa mi amor –
Si ya se… tenes razón, vas a necesitar el auto? O te moves
en taxi? –
Me lo prestarías? Quería ir hasta el negocio de mama
también… -
Si me llevas al trabajo te lo presto – reí – y ya que vas a
ir al negocio podrías traer algo rico, hay una torta que sacaron mi mama con tu
mama riquísima… es secreta la receta –
dije riendo – así que si podes convencer a tu mama sácasela
Jajajaj nunca jamás me daría una receta de ambas, son muy
compinches, si la otra se entera que me la dio corre riesgo mi vida, y no
quiero –
Ay el que cuida a su mama y su suegra… está bien –
Luego de almorzar unas milanesas con un arroz a los cuatro
quesos que había preparado Pedro, me dejo en la clínica para comenzar mi corta
jornada laboral.